lunes, 23 de noviembre de 2009

Entre la espada y la pared.

Un reportero puede cambiar todo la historia, los conectes que este pueda tener son de suma importancia para llevar las acciones a cabo. Un reportero que se convierte en la persona encargada de las relaciones públicas de un boxeador, que de boxeador solamente tiene un tamaño parecido al de Frankestein, que miedo si impone. Es por esto que el manager del boxeador recurre a este reportero de cierta reputación para que haga una historia una ficción acerca de su diamante en bruto. El a pesar de que iba en contra de sus principios engañar a la gente decide aceptar el trabajo por la cantidad de dinero que recibiría más adelante. El empieza a darse cuenta que solamente utilizan al boxeador para los únicos fines lucrativos del manager.

Y es ahí cuando entra el dilema de la ética del periodismo, cuando uno va en contra de sus principios ya sea, como lo es en este caso, por dinero, por su seguridad, por su reputación o por cualquier otro factor. Uno puede doblar sus manos, hacer, inventar o alucinar con una idea a través de las palabras, de las letras que son capaces de hacer pensar de diferente forma a la gente.

Uno debe de tener en cuenta que ya existen muchos reporteros corruptos en el mundo, que hacen favores a cambio de otros, y si uno como reportero miente, no solo miente para su ideología sino para todas esas personas que están recibiendo sus palabras. Y no podemos vivir con mas mentiras en este mundo, por más que intentemos cambiar el mundo, aunque sea por un segundo, el planeta seguirá girando y seguiremos llenos de mentiras, donde lo que necesitamos hoy, es gente honesta, que tenga el valor de seguir adelante, el valor de querer decir la verdad.

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